miércoles, 10 de agosto de 2011

Resumen Etapa 1: Oviedo - La Espina

Kms Etapa: 61,20
Kms Total: 61,20
Tiempo Mov: 6h 36min
Tiempo Parado: 1h 28min
Vel Max: 43,3
Media Mov: 9,3
Media Total: 7,6

El despertador sonó y sentí un escalofrío. No había dormido bien durante la noche, por lo que cuando me quedé traspuesto la música del móvil me devolvió bruscamente a la realidad. Me apetecía estar un rato más en la cama con Laura. Me apetecía volver a cerrar los ojos y olvidarme de esto. Me apetecía esconderme debajo de las sábanas y hacer como que no iba conmigo la cosa. Seguramente si no hubiera sido que había anunciado el camino a bombo y platillo, igual lo hubiera hecho.

De un salto me vestí. Laura ya me había preparado el desayuno. Inicialmente me tenía que acompañar hasta la Catedral para alentarme en mi salida pero el fresco mañanero hizo que yo reconsiderara esta opción. Bajo a despedirme. Lo hubiera hecho. Me hubiera acompañado hasta la Catedral, pero no quise.

A las 0800h Oviedo aun dormitaba. Las calles eran un reflejo de lo que fueron de noche, y el silencio solo se quebrantaba por las mangueras a presión de los limpadores. La plaza de la Catedral estaba desierta.



Sentí una sensación un tanto rara. Cuántas veces había pasado por esta plaza y por sus calles, y ahora, lentamente me despedía con la bicicleta cargada. Y digo cargada porque va muy cargada. Apenas puedo levantar la parte de atrás, del peso que llevan las alforjas. Debo llevar unos dos o tres kilos más que el año pasado y se nota. El portátil, ropa de invierno que el año pasado no llevaba y más herramientas. Todo suma. Y pasa factura.

La salida de Oviedo es un poco tortuosa. Las conchitas a veces no se ven desde la bicicleta. Tienes que tirar de acera y de direcciones prohibidas. Debo reconocer que me ha sacado el GPS, más que las conchitas. A partir de la Florida, una vez pasada la pasarela de la FEVE, el terreno inicia un suave ascenso. Entonces amanecía y era posible divisar Oviedo desde una altura mayor. Es espectacular. Los que no hayáis estado en Asturias debéis venir porque es impresionante. Las tonalidades de verde y de fondo Oviedo encandilan. Encandilado estaba, pero los piñones cada vez tenían que ser más altos. El terreno en Asturias es un continuo tobogan. No da tregua. De Oviedo en ascenso hasta San Lázaro Paniceres, Lampaxúa, Loriana y La Bolguina, pueblos humildes cargados de encanto.



En Puente de Gallegos el terreno ya empezaba a ponerse de punta hasta el alto del Escamplero. Una tachuelilla que se hubiera quedado en anecdótica si no fuera por el tute del día. Hasta ahí llevaba unos 11 - 12 km y pensaba que no era tan duro, porque aun no había puesto pie en el suelo. Aun así, el terreno sobre el que pisaba no es pista. Ya no me extrañaba porque el año pasado este tipo de trialeras/pedregales ya los había pisado en el tramo gallego de la Vía de la Plata. Aun así, no es facil manejar pesadas alforjas entre tanta piedra, por lo que tiraba mucho de freno. Después del Escamplero el terreno se suavizaba y volvía a disfrutar de los espléndidos paisajes. El primer susto del día me lo llevaba cuando de repente los frenos traseros empezaron a no responder. 'Ya empezamos', me dije. Apretaba hasta el fondo y no había manera. No frenaba. Intentaba purgarlos, cuando de repente me doy cuenta que la rueda trasera se me estaba saliendo del eje. Por eso no frenaba. Las alforjas, al moverse, rozaban la llave de la rueda y la han acabado aflojando. Nada. Una parada técnica y todo listo.



No hacía más que encontrarme peregrinos. Desde el minuto uno ya me he imaginado que tendría problemas con el alojamiento. Son muchos. En 10 km he visto más que en todo el camino el año pasado. Y es sólo el principio. Entre estas me he plantado en Grado (25 km) a las 10 de la mañana. Había mercado, así que he disfrutado paseando arrastrando la bicicleta por el centro del pueblo. En el Ayuntamiento me han sellado y después de almorzar en un baretillo, a subir hasta San Juan de Villapañada y luego el alto del Fresno. Ahi he parado en la ermita, dondo los bicigrinos hicieron el homenaje a aquel angelito llamado Marta y por el que plantaron un árbol. Allí he depositado mis piedras y mis deseos por este camino.





A partir de aquí el terreno se ha hecho más duro. El calor apretaba más y yo ya empezaba a estar cansado. Al poco he llegado a Cornellana, y el terreno ya se ha puesto más cuesta arriba.





Cada poco que me econtraba con peregrinos me bajaba de la bici y hablaba con ellos. Cada uno tenía su historia. Prácticamente todos con los que he hablado (y he entendido, porque algun intento se ha quedado en 'buen camino' y santas pascuas, que si vienes a hacer el camino y no dices ni papa, no ya de catalán, que lo puedo entender aunque me pueda molestar, sino de español, pues te mereces un 'buen camino' y a seguir andando) habían salido de Oviedo. Pasado Llamas y Quintana, cruzado el puente de Casazorrina (Laura, lo siento, no le hecho una foto porque me daba tanta pereza bajarme de la bicicleta que confiaba que me creerías. Realmente pensaba que más adelante tendría alguna otra oportunidad) he llegado a Salas a las 1300h. Estaba muy cansado. Me dolía la cabeza y tenía dolor de garganta (esas dolorosas anginas que Eskinas ya conoce) por lo que he decidido quedarme a comer. Me quedaban aun 10 km hasta Bodenaya, pero antes tenía que sellar y cargar las pilas en Casa Pachón. Muy recomendable para los que vais a hacer esta ruta próximamente. Tres platos, bebida, postre y café por 9 Euros. [modo astur on] Fartuquéme tanto que salióme la comida por les orelles oh! [modo astur off]. Mientras cargaba los bidones de agua me he sentado en un banco y un lugareño me ha dado buenos consejos y me advertía de la de gente que había pasado estos días. Eso me hacía augurar que iba a dormir en el albergue de Bodenaya en una próxima vida. Y efectivamente así ha sido. Después de ascender el puerto por camino desde Salas y pasando un calor infernal me he arrastrado como he podido con la bicicleta durante 10 km. A veces con el molinillo, a veces molidín. Esperaba llegar y que el hospitalero me dijera que quedaba una plaza y lo que me ha dicho es que fuera tirando que no había hueco ni para sentarme. Al cabo de un kilómetro y tras ver un cartel que ponía habitaciones, me he aventurado a preguntar a un humilde posadero que si había cobijo para una bicicleta y un hombre. Previo pago de 15 meuros me he alojado en su posada, por decir algo. En tiempos de guerra, cualquier agujero es trinchera. Quitando el sentido sexual que Pulga le daría a esta frase, lo cierto es que no voy a hacerle ascos a una habitación después del tute que me he metido. Tras de mí ha llegado una familia y se ha puesto a negociar con el posadero el precio de la habitación. Exigía que bajara el precio porque no iban a usar las sábanas, porque llevaban saco de dormir. Me ha parecido un poco cutre. Pero bueno, cada cual tiene su presupuesto. Cada cual hace su Camino y yo en eso no me voy a meter. Para los que estén interesados en este plan B en La Espina, deciros que no está mal, está en la carretera de La Espina, a unos 1000 m del albergue de Bodenaya. Queda a la derecha. No es un palacete, ya os aviso, pero depende de lo cansado que llegas estoy seguro que tu opinión puede variar. Otra opción es un poco más adelante, en el Bar Dakar. Tiene igual pinta que el otro. También hay un Hotel, pero no sé como será.

Duchado y perfumado me he ido a visitar este humilde pueblo que no tiene mucho más que dos bares y alguna molesta mosca. Compraré víveres para mañana y Dios dirá si mañana hago la ruta por Hospitales o me bajo hasta Pola de Allande para subir el Puerto del Palo por carretera. El tiempo dice que tendría que subir por Hospitales. Espero una señal.


Gracias a todos los que me seguís y por esos ánimos que son como empujones en las duras rampas. Sé que habéis hechado de menos alguna foto. Mañana sin falta enviaré alguna, que hoy no sabía la dirección de correo y no podía mirarlo si no era con el portatil.

Fins demà!