miércoles, 11 de agosto de 2010

Pinchazo otra vez

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5 comentarios:

  1. Reinicia el GPS que se ha quedado 'clavodo' en Laza y no se mueve.
    Garcich

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  2. Mira que os lo he comentado, a cuento de que si no, tres pinchazos, cosa de las meigas, que ya os dije que verlas no se pero haberlas "haylas".

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  3. Oye menos descansar con la excusa de los pinchazos y más pedalear, que yo pinchaba las zapatillas y seguía caminando.....jejejeje
    Ánimos compañeros que lo que no os mata os hace más fuertes.
    Ya sabeis el lema supongo: No pain, No glory!!!

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  4. "PERGAMINO DO BENEMERITUS" (I)
    E cuentan las crónicas, que e ne anno de mil ochocientos veintiseis, el que entonces era prefecto de la parróquia de Gudiña, Don Jose Luis Benemeritus, recogió en las hojas parroquiales, extraños sucesos que vio e acontecieron en sus tierras, dándose a conocer ahora como el "Pergamino do Benemeritus".
    Ya entonces, do camino do Santiago, era bastamente transcurrido por homes e dones de todos los lugares, algunos a pie, otros a caballo, provinentes por diferentes razones a encontrar a tan nombrado Santo e buscando soluciones a sus dolencias y problemas. Pero cuenta el padre Benemeritus, que el los albores del mes dedicado a Augusto, aparecieron en do camino, seis caballeros de extraña facha y de costumbres nunca vistas, y que causaron gran revuelo en dicho lugar, que algunos decían que eran los jinetes del apocalipsis, y otras que no eran más que unos mequetrefes, pues tal era las vestimentas que portaban, que en vez de armaduras y trajes de cuero, usaban malla moñas y que marcaban atributos que no deben mostrarse en público. Recoge Don Jose Luis, que no cabalgaban en negros corceles a todo galope, sino que iban montados en extraños artilugios de hierro, que se movían no por voluntad propia, sino por impulso de los pies de quien en ellos iban, y que algunas eran elegantes y hermosas, y que otras hallábanse sucias de barro y con falta de piezas, que más parecían de pordioseros, que no de caballeros al uso. Y gran espanto causaron, pues eran todos más raros que un sapo verde, que decían los vecinos que portaban los siete pecados capitales, y otros que como muchos dos o tres de ellos. Y gran temor había entre las muchachas por el que le decían Lo Crispin, pues era costumbre nunca vista que bañábase en las balsas con ropa y todo, entre estruendosos alaridos, no queriendo durante muchos años las mozas del lugar ir a hacer la colada en el lugar donde el demoni pelat había rebozado, creyendo que perderían su virginidad si hacían tal cosa, y de ahí la fama de cochinas y malorientes que desde entonces tienen las Gudiñenas, que es gran feudo de solteronas y mujeres a las que no cubren macho.
    No menos espanto causaba lo dimoni asiático, que aunque algunos que aseguraban que lo habían escuchado hablar decían que gastaba acento de los del Penedés, su tez era oscura y sus ojos apenas dos rayas como los hombres que habitan en Asia. Y en las noches, cuando había paz y calma en el camino, roto nada más que por alguna ventosidad propia de las copiosas comidas, se alzaba como poseso gritando y despertando a los demás, con gran susto y espanto de toda persona de buen hacer, que algunos le gritaban "fillodetumadre", y otros se acordaban indecorosamente de parientes y lo comparaban a animales con cuernos. E por eso, que si vas a Gudiña, en las noches los vecinos hacen vida común y pasean e incluso treballan, pues sonámbulos fueron durante generaciones por tales berridos do chino mandarín.

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  5. "PERGAMINO DO BENEMERITUS" (II)
    E no menos espanto causó, cuando uno de los dimonis bajose de la montura, y se puso las manos en la cintura e avanzó una pierna, adoptándo la postura do una Fallera, huyéndose todos los vecinos a localidades cercanas, creyendo que tal dimoni buscaba ninots a los que prender y calentarse en la noche. E aquí, por lo que en Gudiña alimentaronse durante décadas de frutos secos y verduras del huerto, do estaba prohibido prender fuego alguno por temor a que lo dimoni fallera chamuscara algún que otro ciudadano.
    E había un dimoni que dixose el epiléptico, pues caía de la montura de rato en rato, y otro que portaba extrañas artilugios que cual los magos de oriente que se guiaron hacia el niño Jesús, decía saber la posición en la que estaban en todo rato y otras cosas extrañas que por temor y por prohibirlo la inquisición fueron prohibidas recogerlas en dicha crónica.
    E así, que como todo el mundo sabe, existe arraigada tradición, que a mediados do mes do Agosto, en la plaza do obradoiro, se congregan los vecinos do Gudiña, con gruesos garrotes, guadañas y otros objetos que no hacen bien al cuerpo que los recibe, esperando que en los años santos aparezcan tales dimonis, para recordarles a base de pesconazos, escupitajos y caricias con objetos contundentes, que lo camino se hace en silencio y como gente de bien, y no con gran estruendo y risotadas, pues tales comportamientos a la postre, se arraigan en el adn de los lugarteños, e son gente rara y a la que los bancos no le fían, siendo estos cosas muy feas y que no deben volverse a repetir.
    E acaba la crónica con raros signos que no pudieron interpretarse y con un acróstico cabalistico que dice: DIIIIIIIORRRRRRRRRRRRRRR QUE YA LLEGAIS¡¡¡¡¡.

    He dicho

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